El atardecer en Dénia

El pasado 11 de octubre, sábado por la tarde, a las 19:00 quedamos el grupo de fotógrafas para cambiar de tercio y fotografiar el atardecer.

Ya hemos pasado por muchas sesiones nocturnas, amaneceres, pero el atardecer lo hemos practicado poco.

Así que, allí que nos fuimos, el lugar elegido: la playa del Trampolí en Dénia.

Esta playa está en Las Rotas, un lugar idílico donde se conjugan los olores a mar y pino.

Todos los de Dénia decimos que Las Rotas tienen un olor especial, que nos inunda, nos abraza y nos hincha el corazón con alegres recuerdos. Nada mas notar ese aroma, un sonrisa se plantifica en nuestras caras.

En verano desaparecen las algas, no es que el mar se las ahorre en sus olas sin expulsarlas, simplemente que el servicio de limpieza se esmera en mantener las playas limpias. Menos mal que a partir de septiembre volvemos a la normalidad y las algas vuelven a estar en la playas, pudriéndose, expulsando ese olor a salitre tan singular y con su nube de mosquitos. ¡Que le vamos a hacer, una playa sin algas, no es lo mismo!.

De niños todos hemos retozado sobre las algas secas o jugado con ellas.

Mientras estábamos allí, preparándonos para el atardecer, colocándonos en cada una en un sitio, de repente, llego un grupo de espontáneos que decidieron tomarse un baño, tirándose desde el trampolín.

Una vez se pone el sol, el mar se calma y llega la noche.

Las algas secas se amontonan en la orilla, a mi me encanta pisarlas, oir como crujen con cada paso.

Antiguamente las algas se usaban como abono para los campos, se dejaban secar y tras la descomposición se abonaban los campos o se mezclaba con la tierra al plantar.

Una vez llega la noche se iluminan las casas y la vida sigue puertas adentro.

Una de las compañeras, Isa Orpi, intenta sacar partido de las últimas luces del día.

Cae la noche, ya nos vamos a casa que el hambre aprieta, es hora de cenar.

Hasta la próxima

Evita Besos y Abrazos.