El otoño es una época del año muy bonita, las luces y colores que asoman tras el tórrido verano son una preciosidad.
Los rincones de la umbría se llenan de suave humedad, con ese olor de buena mañana a tierra mojada que el rocío ha despertado, que con solo levantar unas pocas hojas del suelo emana su olor por doquier, inundando las zonas que todavía siguen secas del verano, esos son sus aromas, los aromas del otoño.
Los rincones de la umbría se llenan de suave humedad, con ese olor de buena mañana a tierra mojada que el rocío ha despertado, que con solo levantar unas pocas hojas del suelo emana su olor por doquier, inundando las zonas que todavía siguen secas del verano, esos son sus aromas, los aromas del otoño.
A pesar de ser urbanita, me cuesta soportar los sonidos de la ciudad, para mi es imposible dormir bien, da igual de noche o la siesta. Tengo un oído muy fino y ya sea por el continuo devenir del tráfico, los perros ladrando en los balcones, la obras por doquier, el claxon de los coches en el microsegundo del cambio a verde en los semáforos, los ruidos de los vecinos de la finca colindante, etc.
La cosa es que, para dormir bien he descubierto que el mejor sedante para el cuerpo y alma son los paseos por el monte.
Bellota |
Dátiles del Margalló |
Madroño |
Todavía
hay insectos buscando alimento en la flores que surgen en este tiempo, flores
menos llamativas, menos coloristas, estas son flores menos bonitas, pero
flores son.
Pronto
hará más frio y el bosque empezará a perder sus hojas, a retraerse para que a
la llegada del invierno le quede suficiente energía y así poder soportar las
bajas temperaturas, bebiendo de las lluvias torrenciales que llegarán y todo
ello para explotar en los preciosos colores de la primavera.
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