Hace 10 años que tenía pendiente
esta visita, y casualmente estando un festivo en la farmacia de guardia (muy
lejos de mi casa y a la que no suelo acudir) me encontré en el mostrador una
invitación descuento por el 10º aniversario, una entrada 2x1.
Eso fue más o menos por Fallas,
guardé la oferta en un sitio visible y le dije a mi compañera fotógrafa
Hadacrativa, tenemos hasta septiembre para visitar el zoo de Valencia.
Y así fue, llegado septiembre nos
dirigimos a nuestra cita con los animales de otros continentes; las 2, con la
cámara en mano, esperando pasar una jornada emocionante y efectivamente así ocurrió.
Me ha costado mucho reducir la
cantidad de fotografías para no aburriros, como he dicho fue una jornada muy
emocionante, yo disfrute como una niña y os puedo decir que los animales veían
la cámara y posaban, al menos yo me fui con esa sensación, bueno, eso
me pareció, sin contar con los que están durmiendo, aunque incluso esos dormían
posando. Pero claro nosotros haríamos lo mismo si otra especie nos tuviese encerrados
entre 4 cristales sin un rinconcito íntimo donde cobijarnos de la mirada de tantos extraños…
Empezamos por Madagascar y luego nos lanzamos a la aventura.
Los lemures hicieron cabriolas, me sorprendió mucho ver esos ojos tan curiosos y grandes.
Es sorprendente ir andando y que
de repente aparezca una cabeza gigante de jirafa andando al lado, poco a
poco va asomando todo el cuerpo, ¡que grandes que son!
En realidad cada espacio está muy
bien separado de los visitantes, ya sabemos cómo somos todos, parece que el
letrero “No tocar” tiene un imán para que todo el mundo estire el brazo y hagamos todo lo contrario.
Como digo las zonas están muy
bien delimitadas y en cada rincón hay una especie en su hábitat recreado casi a
la perfección. (Aunque ya sabemos que es un zoo y no es lo mismo)
Durante el tiempo que existió el
zoo de Valencia era uno de los espacios donde mejor procreaban las especies en
cautiverio, ya fuese por el sol, la humedad o por el conjunto, y ahora BioParc sigue la misma línea de reproducción.
Al llegar a la zona de los
elefantes fue una gozada, hice unas cuantas fotos, pero termine pasando de la
cámara disfrutando de la magnífica visión que tenía frente a mí; se podía ver
el gran compañerismo entre ellos, mucho amor y gran dulzura, era como si
tuviesen una inmensa necesidad de contacto constante entre sí, entrelazando sus
trompas, tocándose el rabo, muy bonito.
Cuando llegamos a la zona de los
primates me dio un poco de pena, al ser más como nosotros se les veía aburridos
y cansados de estar ahí con todo el mundo mirando, hasta que llego un gorila y empezó
a interactuar con nosotros tumbándose frente a todos y mirando directamente a
nuestras cámaras.
Aquí podéis ver los animales que
se dejaron fotografiar, unos más conocidos y otros no tanto, pero todos muy
bonitos, con un estado de salud muy bueno, aunque no sabemos cómo están anímicamente,
pero en comparación con las instalaciones de antiguo zoo, estos animales están más
anchos y cómodos, ya sé que siguen encerrados, pero al menos tienen más metros por donde
moverse.
Tuvimos mucha suerte con el clima,
llegamos con un sol radiante y al llegar a la puerta de salida empezó a llover,
no nos podemos quejar. ¡Una jornada muy interesante!
Este es un buen lugar para
lleva a los niños durante las vacaciones de Navidad. Y a los no tan niños también. ¡Felices fiestas a todos!
Evita Besos y abrazos.
Super chulos todos los animales, yo lo tengo al lado y aún no lo he visto, a ver cuándo me animo y les hago una visita. Las fotos muy buenas Eva.
ResponderEliminarBss
Hola Rosa,
EliminarAnimate, y a ver si consigues una buena oferta, la entrada no es barata, pero es, muy, muy bonito. Lo tenemos tan cerca...
Besos y abrazos.
Yo no tengo perdón. Tampoco he ido a verlo, y eso que he pasado mil veces por allí. Un reportaje precioso.
ResponderEliminarFeliz Navidad, Eva.